Desconoces mi auténtica felicidad, la que está en comprar libros para no leerlos, la que está en una mañana de insomnio, con el sabor delicioso de otra saliva. Actúo mal para hacerte Circe, para que desvíes la mirada, cansada, y te sorprenda el otro, el auténtico, el que tú has creado, el infante terrible que terminará por despertar.
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1 comentario:
buen texto.
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