miércoles, 9 de enero de 2008

Patafísica

El otro día, en el periódico, miraba muy contento las providenciales atajadas de Iker Casillas en la tele. Explico: mi relación con el fútbol es estrictamente intelectual. O dicho de otra manera: me he dejado tentar por el vicio de algunos escritores. O para usar figuras: como Cabrera Infante me hizo añorar un habano, o Umbral convertirme en torero, cosas así. Para ser prácticos: no había trabajo y por ello bajé al primer piso, donde hay un poderoso televisor pantalla plana y sillas bien cómodas.

Debo relatar que hace poco incluía al fútbol en mi lista de los 573 segmentos de la vida que me importan un comino. Era como un callo, digamos. Así nomás, contento, hurgando en la Red, me topo con semejante link. Los jugadores del Madrid hablando de cualquier tema menos fútbol. Parece que ese es el gancho que jala estupefactos a los lectores ávidos de cualquier basura que tiren sus ídolos. Pero, ¿qué les puede gustar? ¡Oh curiosidad, madre de todos los placeres!

Ya después de las primeras líneas no podía creerlo. Casillas, el tipo a quien le llovían balones el otro día, hablando de cómo conoció su ciudad recorriéndola en metro, aquello de no sabes quién eres hasta que regresas a tu casa bajo una lluvia torrencial. ¡Casillas hablando de patafísica! Y además lee a Quevedo y Tirso de Molina. Algo así como Cortázar aprehendiendo París al caminar.Y luego Míchel Salgado, un gallego salado, con pinta de marinero del siglo XVI, hablando de las olas de Vigo, los mejillones, la merienda al atardecer y su fascinación por la cultura romana, ¡romana! El tipo se leyó quién sabe cuántos libros de literatura latina y, para rematar, te explica, así como quien no quiere la cosa, que el 80 por ciento de su cultura proviene de aquellos. Hasta una cátedra terminó ofreciendo.

Pero lo secundario aquí es qué harán nuestros insignes jugadores de fútbol. No es por embarrar al país pero, luego de vivir en esta nuestra asesinada cultura, empiezo a escuchar a mi demón. Hermana entidad de la que tanto persiguió el rey Midas. Yo corrijo las notas: puntos y comas como sal y pimienta. Pero sazonar apropiadamente la comida no garantiza que sea una delicia. Bueno, ya se aclara todo. Imagino al Pescado aprehendiendo la realidad luego de varias copas. Falta de metafísica, entonces. Para decirlo filosóficamente, el deporte no es una desfachatez en sí, sino más bien para sí. Pero no los imaginas jugando tenis, o nadando, quién sabe. El fútbol como problema filosófico. Tema de disertación.

¡Oh, imbecilidad!

Entonces esto termina con Salgado comiendo mejillones en las playas verde lima de Vigo, Casillas viendo balones caer de la Cibeles, o el otro, el sevillano que le gusta la tauromaquia, ahí donde se aprende a ser hombre, decía Perico Romero. Hablando de ello, recuerdo al culto arquero danés Peter Schmeichel, quien tenía una granja en Gladsaxe, al norte de Dinamarca. Cuando no jugaba al fútbol, vendía productos lácteos por cajas, él mismo ordeñaba sus vacas, y, por las tardes, quién sabe, quizá hasta leía libros de mitología escandinava. La cadencia de la anécdota.

A propósito de cadencias, a Borges le parecía raro que un hombre tan inteligente como César Menotti se empeñara en hablar de fútbol todo el día.

4 comentarios:

M dijo...

Hola! bienvenido a la blogósfera, bueno, a los personales, jeje

entre líneas y abro paréntesis (sí le diste duro a los fútbolistas de aca).. pero no es culpa de ellos, la educación de aquí no les exige el nivel educativo para apreciar obras, el sistema no les despierta el interés... Aunque me imagino que en sus ratos libres, jugarán Nintendo, a los naipes, hablarán de autos, de mecánica.. no sé

saludos

Maurice Echeverría dijo...

Estoy absolutamente encantado con tu escritura. Ya leeremos los futuros posts que las tres brujas macbetianas de tu cerebro ya están seguramente incubando. Metta! m.

diego dijo...

Gracias Maurice. Digamos que las criaturas del ático se arremolinaron y hay que dejarlas salir. Un abrazo. d.

Mosaico dijo...

Pues aquí hacer eso sería una ilusión o alucinación, como lo quieras ver, ni siquiera podrìan decirte para qué sirve el Congreso, o cuando condimentar con albahaca o cuantos municipios tiene Guatemala, jajajajaajaj, así que no se le pueden pedir peras al olmo.